domingo, 28 de mayo de 2017

Un Rey



Camino en esta ciudad desconocida
Donde Merlin me citó

Salvaré a todos los que piden por mi ayuda
y domaré al dragon que tengo en mi interior

Aquel castillo lejano me espera.
Y a sus músicos con sus sonatas puedo escuchar.

Pero antes de la celebración, por algo todos debemos pasar.

¿Acaso los románticos se enfrentaron con aquellos que no se querían enfrentar?
¿Por que las hojas caen ahora, si el invierno es lejano?

Pero el camino es frio, y no puedo esperar más.
Quiero enfrentar a mi amigo, o a mi peor enemigo
Eso yo, ya no sé más.
¿Cual es mi adversario? ¿Mi miedo, mi soledad?

Miro con melancolia, las piedras que a mi costado están.
Se mueven sin mi ayuda. Si ellas solas pueden, entonces los otros también podrán.

¿Mi ayuda es necesaria?
O Dejare de ser el héroe, ese, el que todos aman.
¿Podre escapar de la tortura ?
¿De Mis padres en la cuna?, y encontrarme a la deriva, de esa vida que no desee.

Hoy. Camino y respiro, y los transeúntes son mis amigos
Yo sigo siendo un héroe y ellos mi ayuda serán.
Finalmente al castillo llegaré, y me proclamaran lo que siempre quise ser:

Un rey.

martes, 16 de mayo de 2017

Efirmeras son tus palabras

Caminando por una oscura ciudad.
¿Donde quedo el barroco de aquellos enamorados que ven las hojas otoñales caer?

Las luces me encandilan, otra vez el mismo sueño
el laberinto de palabras no me deja escapar a la realidad donde quiero vivir.

¿Donde estas? Te busco pero no te encuentro.
¿Estaras realmente al final de este eterno pasillo que parece nunca acabar?

En el café de la esquina nos encontramos aquella vez
Te dije que tenia frio, pero vos me diste un vaso vacío.
Te conte mis eternos miedos, mi catarata de inseguridades,
mis sueños inconclusos, mis monstruos dormidos.
La sinfonia de Chopin, un libro de economia. La foto de mi árbol favorito y una flor.

Tu vaso se vació y te fuiste sin contar hasta diez.
La tormenta se desperto, las hojas ya no estaban acá,
El amor era solo una droga que traficabas junto con una copia
certificada del cuadro que creí comprar.

No eras vos, no era yo tampoco,
Mi vacio tardo en llenarse. Una tarde te vi en la avenida y no podia
creer que me gustara esa melodía. La partitura, por fin rompí.
Ahora las calles solo me demuestran que en mi propia campañía tengo que estar.

Adios caminante celestial, que pense que me podias llegar a acompañar.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Alicia

“ALICIA”

Un día lluvioso de Septiembre, una particular criatura se apareció en la casa de Camila. Ella se acababa de mudar al barrio, y cuando movió las últimas cajas hacia adentro, las gotas empezaron a caer con fuerza.
“La naturaleza es sabía y sabe dar bienvenidas” - Camila pensó, mientras que con cara larga y sus puños apoyados en sus cachetes llenos de pecas, miraba la lluvia caer.

Su abuela Martha le alcanzo una taza de té. Ahora estaban ellas dos solas contra el mundo. Con la taza de té vino la explicación de que todo esto era temporal. Qué sus padres iban a volver en unos meses y que solo por ese tiempo se tenia que acostumbrar al nuevo cambio. Camila con decepción miro a su abuela, manifestando su desagrado a su nuevo hogar con simples palabras “No me dejaron elegir. Me podía haber ido con ellos”. La abuela Martha manifestó que nada de eso era fácil. “Es la tercera vez en el año que pasa lo mismo” – Camila se anima a expresar. “Nadie parece decirme lo que pasa, sin embargo yo sigo terminando acá”. Su abuela tampoco sabe explicarle bien. Camila la miro y sin decir nada, se encerró sola en su cuarto.

Su cuarto era gigante, del techo colgaba una antigua lámpara estilo araña. Su cama quedaba chica postrada sobre la pared. En el placar, ubico su ropa en los primeros tres estantes, luego puso sus juguetes en los estantes restantes y aún así el placar seguía dando ese aspecto vacío. Como el cuarto en general.

Camila se sentó en su escritorio que daba a un gran ventanal donde se observaba un descuidado jardín. Del jardín se podía observar eucaliptos pelados, plantas descuidadas, árboles frutales que no dan frutas, diferentes tonalidades de verde, un alto pastizal y ollas y cacerolas que se expandían en el jardín y juntaban el agua que caía del cielo, era un viejo oficio de su abuelo el meteorólogo. Camila, miraba con atención la ventana como si una película pasara frente a sus ojos. Las nubes eran cada vez más negra y el agua caía con más fuerza. Camila lentamente cerraba sus ojos cayendo en ensueño.

Pero de pronto algo en el pastizal se movió. Era una especie de tigre pequeño que sigiloso y con rapidez se movía para cazar a una presa que solo la criatura parecía ver. Eso hizo que Camila saltara de la silla, se acercara al ventanal con rapidez, y con sus ojos pudo ver a la criatura clara. Era un gato que con sus pelos todos mojados y pinchudos, luchaba en vano contra una hoja que el viento controlaba y el nunca podía agarrar.

Camila rio ante esta situación, y salió corriendo al jardín, no le importaba mojarse, con total de atrapar a este sigiloso gato. Camila, salió por la puerta de la cocina. Su abuela Martha se había quedado dormida. Corrió por el jardín y agarro el gato de sorpresa con facilidad, pero el gato se le fue de las manos. Ahora en vez de cazar la perdida hoja, el gato intentaba escaparse de la humana de aquel jardín. Él no era más el rey del lugar, ahora debía luchar contra aquella invasora.

Camila lo busco con la mirada y lo encontró al lado de una cacerola que estaba casi por rebalsar del agua que llevaba acumulando. “Adonde crees que vas” – Le dice audaz Camila. El gato dio una vuelta por la cacerola y luego se volvió a detener, mirándola fijamente “Este es mi reino, ¿adonde vas vos?” Y el gato se tiro al paso para rascar su espalda. Camila se sorprendió, froto sus ojos como si todo esto fuera parte de su imaginación. “¿Perdón?” – Camila dijo y atrevido el gato respondió “Invasora”.

Un relámpago cayo fuertemente en el fondo del jardín, el estruendo aturdió los oídos tanto del gato como de la humana. El gato inteligentemente se escondió debajo de una cacerola para cubrirse de la lluvia. Camila agarro un viejo paraguas negro que se encontraba en la esquina del ventanal de su cuarto, y lo abrió. Ambos evitaron una fuerte pulmonía. Camila continuo “Ahora yo vivo acá”, Y el gato, que resulto ser gata, se lamio una de sus patas. “Martha nunca se olvida de ponerme comida”. “¿Queres entrar?” – Camila remató. “Ningún gato pudo”. . “Vos sos nuevo acá, no?” Camila preguntó.. “Si con nuevo, te referias a nueva, puede ser, los jardines me son iguales. El ultimo que estuve tenia un árbol de cerezos”. Hablaban la gata y Camila, casi se puede decir que se convirtieron en amigas. – “La ultima vez que estuve acá las hojas se estaban cayendo” Camila recuerda. – “Nunca deberías haber vuelto, ahora las flores salen y a mi me dan alergia”.

Camila se quedo cayada por unos segundos. La lluvia a veces la hace recapacitar y aunque se queja de ella, en el fondo le gusta. La lluvia como todo en ese jardín tiene algo mágico y a Camila la magia le resulta atractiva. “El pasto me agrada” – Camila rompe el silencio. “Te lo regalo si queres”- La gata es generosa. “Estas segura de que no queres entrar, la lluvia va a seguir” – Camila insiste. “A Martha no le gustamos, solo nos da comida para que le cuidemos los bichos del jardín. Este es nuestro reino. Además para que entrar si esto es el paraíso” .

Camila observa con atención el Jardín, el viento corre los árboles que aunque no tienen hojas producen un agradable sonido. El pasto con sus gotas de lluvia sobre sus hojas lo hacen aun más verdoso. Las cacerolas que juntan agua forman una figura imperfecta de una especie de laberinto de la cual la salida esta clara, pero igual no queres salir de el. En el fondo, las plantas descuidadas forman una fauna casi selvática de bichos. “Todavía no me contestaste si queres entrar” - Camila insiste y agrega, sin pensar “Estoy segura que si fuera gata a mi abuela le gustaría”. La gata da una vuelta más por el paso, observa el cielo, las nubes se están borrando, y ahora es poca el agua que cae.

La gata se acerca a Camila. Ahora ambas comparten el paraguas. “¿Cuánto apostamos?” – La cuestión se esta tornando atractiva. “Como si todo eso fuera posible. Como si me pudiera convertir en gato y demostrarte hasta donde soy capaz” Responde Camila. “Me estas escuchando, me extraña que todavía no aprendiste que todo posible es”. La gata se sube a Camila, ella la agarra con su brazo libre. La gata la acaricia con sus garras. Camila la sube para que ambas se miren. “¿Cuánto apostamos?”, vuelve a repetir. Y Camila se atreve a decir “El reinado del Jardin”. La gata lo piensa, no se esperaba dicha proposición. Ella tiene espíritu de ganadora, aunque Camila también sabe lo que hace.

La gata se relame por unos segundos, recapacita, sabe que es imposible, cree conocer mejor a Martha, ella es alérgica. Tiene demasiados peligros en el Jardín para dejar este reino en descuidado. Los sapos cantan a la noche, le gusta el sonido orquestal que hacen mientras los gatos cazan. Para la niña va a ser imposible que cuide todo esto. Menos de tener el gran premio de entrar al paraíso. Donde la verdadera comida se encuentra. Donde los salmones se cuidan de las garras felinas, por que la fuente del fondo de torno inhabitable. En ese entonces, la gata habla. “Acepto”.

Camila se despierta de su gran escritorio. Observa el gran ventanal de jardín. Ahora la lluvia ya no cae más y algunos rayos de sol se escapan de entre las nubes y logran formar un arco iris entre las gotas que quedan en el pasto. Camila sonríe. Mira la enormidad de su cuarto, que sigue vacío. Camina sobre él. Toca las paredes, se sienta en su cama. Observa la gigante araña que cae del techo. La prende. Se ilumina el techo, donde se pueden observar viejas pinturas de paisajes. De pronto se escucha la vos de Martha que la llama de lo lejos “Camila, Camila… mira lo que encontré”.

Camila sale de su cuarto corre hacia la cocina. Hacia donde se encuentra su abuela. La encuentra de espaldas. “Abuela ¿me llamaste?”. – pregunta curiosa. La abuela Martha se da vuelta, y de sus brazos ubica un pequeño gato negro, mojado y con sus pelos puntiagudos. El gato casi parece un tigre. “Mira lo que encontré en el jardín, estaba llorando, mientras trataba de cazar una hoja que el viento movía. La encontré escondida en una de las cacerolas de tu abuelo”.

Camila esboza una pequeña sonrisa. Sabe que todo su reino se acabo en ese instante, ahora la enormidad de su cuarto va a ser compartida por esta criatura que tanto conoce. La gata la mira y le guiña el ojo. Camila sabe que no debe subestimar más a la mente humana, que ahora felina es. La abuela continua hablando “Mira, toda mojada…Ya se que soy alérgica, pero se me ocurrió que a vos te haría bien”. Camila agarra la gata, ella se sube a su hombro, parece siempre tener el control. “¿Cómo queres llamarla?”, le dice la abuela, mientras que le alcanza un pote de leche. “Alicia” menciona Camila, casi sin pensarlo. Sabe que con ese nombre, ella va a reaccionar.

jueves, 21 de julio de 2016


En noviembre los manzanos florecen...

NO.

Fue febrero el mes del amor
sentadas en el balcón
donde el mar se nos escapaba

No, No..

Agosto en el montón
Lugar de escenarios pasados
La música sonaba, bailabas

Otra vez,

En el banco de la plaza
un secreto te confesé,
mi papá ausente estaba, él
tuyo también

Mejor al revés,

En el mismo lugar
No nos miraban
Nadie se interesaba
por lo que teníamos que decir.

Tampoco...

Habia una vez.
Ya se, es un cliché.

... Ya fue.

Acá estoy, sin poder encontrar
un inicio a mi relato,
¿Cómo pretendes que le de un final?

martes, 14 de junio de 2016

Mire por la ventana,
El cielo parece mar.
El viento cálido esta
Las sabanas dobladas

la arena en mis pies
me cuentan un secreto
cuantas veces contaste hasta diez
abajo del agua

¿Sueño o realidad?
Una pregunta constante
¿Sueño o realidad?
queres responder.

Nunca termine el libro
que lleve aquella vez a la playa
Las oraciones eran muy largas
Y había muchas preguntas por responder.

Las olas mojan tus pies
tenes miedo de ahogarte
yo tengo miedo
de algun dia olvidarte

Mire por las ventana
El cielo es un mar
constante de nubes
que confundo con olas.

miércoles, 1 de junio de 2016

La casa de Naipes.

"Me duelen los brazos de tanto cargarte, pero no te puedo soltar"- Eso le dije a Esteban, una vuelta que fuimos a ver un recital de "Los Piojos" a Cemento. Yo en realidad era una chica con plata de Palermo y me quería hacer la rebelde saliendo con un alternativo. Nada de eso me gustaba. Los golpes, la cerveza fresca de la esquina, el olor a faso, los grafitis. Todo lo odiaba. Pero también odiaba a el estructurado de mi papá que no me dejaba salir después de las 10, me tenia que bañar antes de comer, y no podía estar en bombacha por la casa por que a Sofia, su novia, le caía mal. Sofia es artista plástica, papá un visionario sin futuro, Florencia, la mayor, una romántica sin sentido. Y yo desperdicio mi vida con chicos que me hacen mal. Así nos definimos.

En cemento esa tarde Esteban me dejó, fue una liberación más que una herida. Pero mi estructura se cayó a pedazos. Se terminaron las peleas con mi papá, las noches que me escapaba de mi casa, las cervezas en la esquina, las manchas de mis manos después de hacer grafitis al lado de las vías del tren, las noches que pasaba sin sentido. Todo eso iba a desaparecer. Iba a volver a mi vida normal y aburrida, a la estructura que tarde o temprano iba a definir mi vida. Cuando Esteban me dejo, le dije eso: "Me duelen los brazos de tanto cargarte, pero no te puedo soltar", era claro, simple e iba al grano. No tenia muchas vueltas. No lo quería, pero no lo podía soltar. Los dos nos usábamos como herramientas, fue un pacto tácito sugerido desde el principio, que duró hasta que uno construyo con el otro el objetivo y ya la herramienta no sirve más. Esteban no entendió lo que le quise decir, y cuando empezó la nueva canción se metió en el publico y no lo volví a ver más.

Del recital me fui, dejando la música, las luces y el amor atrás. Camine derecho por libertador hasta la torre donde vivo. En el ascensor Florencia volvía de la facultad privada, ella más que estudiar, va a competir por quien se viste mejor. "Tenes mal olor" fue lo único que me dijo. Cuando llegamos a casa, me ubique en la oscuridad de la mesa, esperando poder comer, como si el comer llenara el vacío que tengo. Sofía, estaba ahí leyendo una revista de modas, me miro pero no dijo nada, mi remera estaba tan rota como la expresión de mi cara. Mabel vino a poner la mesa. "Tu papá todavía no llegó". me advirtió. No tenia ganas de moverme.

A la hora de cenar, todo estamos callados. Nadie se atreve a romper el silencio. El silencio nos gusta, nos mantiene calmos, es un momento de paz. Mabel nos sirve a todos. Cuando me sirve a mi, Papá mueve la cabeza. Solo ese gesto hace que Mabel se retire y mi plato quede vacío. El poder de los hombres y los gestos es algo que nunca voy a llegar a entender: En el recital el cantante hombre mueve la cabeza, el tema comienza, todos empiezan a saltar. Esteban mueve la cabeza, sus amigos se van, entienden el código de que él me va a dejar. Papá acá mueve su cabeza y me quedo sin comida.

Agarró la ensalada que esta enfrente mio. Es buen momento para hacerme vegetariana pienso. Papá me mira: me habla directo, solo a mi, como si nadie alrededor existiera. Como si fuera un momento intimo, solo de los dos que no queremos compartir con nadie más: "Retirate de la mesa" - Frío, distante, vuelve a aparecer él, el que tanto quiero y extraño. El padre frío que siempre tuve. "No me vas a preguntar ¿cómo estoy?, ¿cómo fue mi día?" - contesto. Odia que le falten el respeto. - "Te lo digo una vez más y no te lo vuelvo a repetir, retirate de la mesa", impone con más autoridad - "Decime que es lo que te molesta, ¿mi remera de Los Redondos?, ¿La rotura que esta abajo de mi brazo?, ¿Mi pelo que esta despeinado?, ¿Mi maquillaje que esta corrido de llorar?" - "Vos sabes muy bien cuales son las reglas Camila, mientras sigas viviendo acá las cumplís, si no te vas" - dijo y corto un pedazo fino de su lomo al champinion, mientras que a mi ensalada le faltaba aderezo, pero igual la como. No estaba dispuesta a perder todas las batallas que había peleado hoy. "Mabel"- volvió a mencionar él, y Mabel aparece como dama que solo obedece las ordenes de un jefe que nunca esta. "Puede retirar el plato de Camila, no nos va acompañar hoy" Y Mabel lo hace, por que como todos los que vivimos acá, ninguno tiene autoridad.- "No te alegra verme, por primera vez llego antes de las diez" digo.

Él no vuelve a dirigirme la palabra, ni siquiera me mira. Sofia comenta algo estúpido sobre un cuadro que esta por vender. Florencia esta incomoda, se le nota muy rápido por que quiere comerse las uñas, pero eso también esta prohibido. Sofia sigue hablando del cuadro y de un tal Jose Bonifacio de Estrada que vive cerca del campo de su amiga Martu Echeveria, que le gusta mucho su estilo y quiere conocerla más, a nadie le importa una carajo. Yo lo miro otra vez a papá, él no levanta la vista de su plato, a veces mira a Sofia, pretende escucharla, aunque todos sabemos que él no escucha a nadie. Solo se escucha a él, a su estructura, a la lucha constante con su neurosis, y a la voz de su padre que le habla sobre que el matrimonio es solo uno y para toda la vida. Y a él la muerte lo separo de eso, nunca se va a poder perdonar aquel accidente que tuvieron cuando volvían de su décimo aniversario con mamá y ella perdió la vida. Florencia, y yo nos quedamos solas. Florencia con sus cosas, sus múltiples amigos, sus horas extras de colegio, clases de piano, mejor promedio, cosas que no la hacían pensar y las lograba de forma automática. Y yo con falta de cariño, compañía, una tristeza eterna que siempre trate de llenar con cosas que me dejaban aun más vacías. Como Esteban, Facundo, Federico, Manuel, todos esos hombres que pasaron y trataron de darme algo, que solo quiero que me lo de mi viejo: Cariño.

Nunca me voy a olvidar esa noche, las lagrimas que cayeron en sus ojos, la lluvia de madrugada, la policía que lo trajo a casa, y ese eterno abrazo que nos dimos cuando un montón de veces pidió a gritos perdón y nadie entendía por que. Florencia se despertó por un grito desesperado. Vio que papá sostenía ese saco violeta que tanto le gustaba a mamá y entendió todo. Se unió a nuestro abrazo y nos pusimos a llorar. Fue la ultima vez que fuimos familia. Ahora hace bastante que no se que somos. Ya nos olvidamos de algo que desde que nacimos lo fuimos.

Se que esta lucha la perdí como siempre pierdo las luchas con papá, desde chica, nunca me dejaba ganar. Pero hoy, no puedo aguantarlo, tengo que decírselo. Me levanto de la mesa, interrumpo a Sofia de su eterno discurso sin sentido, miro a Florencia, y con un movimiento de cabeza pido su apoyo, pretendiendo que ella me va a entender. Y por ultimo miro a mi padre, él no devuelve mi mirada, imagina que le voy a hacer caso y me voy a retirar del lugar, como él tanto ordena. Pero no me voy, le sostengo la mirada con tanta fuerza que logro que él una sus ojos con los míos. Con un grito seco y casi ahogandome con las lagrimas que están por caer de mis ojos, por que no aguanto más esta angustia de días grises y tortuosos y de estra estructura que oprime mi pecho con tanta fuerza le digo: "No entendés que de la única manera que puedo tener tu atención es rompiendo con tu estructura impuesta, si no simplemente soy un objeto más".

Tire la casa de naipes de la peor manera que la podía tirar, y lo disfrute. Pero todo siguió igual, o peor. Sofia tosió incomoda, Florencia no reacciono, era de esperar. Papá volvió a decir "Retirate de la mesa". Y yo me fui, sola, a hacer grafitis o a tomar cerveza en la oscuridad de mi cuarto que me contenía dentro de estas paredes que no quería abandonar, por que la soledad de afuera, es mucho más que la de adentro, y todavía tengo la esperanza de remediar y volver a encontrar ese padre que me abrazo cuando era lo que más necesitaba. El telefono sonó, era Esteban, que todavía no entendía lo que quise decir. Pretendi no atenderlo y le corte, el continuaba con su monologo. Esa noche todavía no terminaba, hacia el final le escribí a Miguel, otro chico que iba a estar en mi eterna lista de gente que pretende darme cariño. Necesitaba una herramienta nueva para poder rearmar mi casa de naipes.

domingo, 29 de mayo de 2016

Las gotas caen arriba de mi cabeza, raspan mi piel.
Algunos piensan que son ácidas, pero la realidad es que tienen un gusto agridulce.
Sacian la sed, y refrescan del calor húmedo que viene haciendo por estos días.
¿Cómo explicarte que rompiste el corazón, cuando ni siquiera llegaste a tocarlo?

En un cubo de vidrio, se puede ver el ultimo cuadro que pintaste.
Es de colores pasteles, azules y negros.
No entiendo las figuras, pero representan libertades.
Esas que siempre me son robadas por un sueño que nunca recuerdo.

Al lado de la ruta, observe un juego de niños.
Dos personas declaraban su amor por primera vez.
La imagen se interrumpió por que tocaste mi hombro
Y un camión lleno de vacas se detuvo para que deje de ver.

Cuando cene, pedí fideos. Me recuerda a mi niñez,
cuando comí el primer bocado, una historia volvió a nacer:
Pintaste un payaso que lo pusimos junto a los libros
Que alguna vez compraste y te negaste a leer.

En la pagina final de la novela, el personaje admite
Nunca me gusto el camino del héroe.
Quiero ser transeúnte, de muchos lugares
y no quedarme en uno hasta ver el atardecer.

sábado, 28 de mayo de 2016

El bosque me susurro
cosas que nunca pense
escuchar

Cuando entre me encontre
con tus raices
Y con ese mar
que nunca llego a la orilla

Meti mis pies en el agua
caliente estaba
Las piedras me lastimaban
No podia quejarme

La briza me contaba
que vos te fuiste
con aquella que no
te ama.

Sola me quede
una vez mas
abrace las hojas
de aquel árbol donde
una noche cualquiera
escribimos nuestros
nombres.

El verano solo
fue una ilusión
de melones y
sandias que nunca
crecieron en el
manzano.

El campo se murió
una vez más.
Por ahí en la próxima
cosecha, crecen flores.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Cuando volví a la gran ciudad, me tome un tren desde Luton a Londres, donde me encontraba con ciertas personas para ir a un cine al aire libre donde pasaban Gravedad. En el tren me senté al lado de una abuela y su nieto, que jugaban al buraco y no hablaban, más bien se quejaban de lo largo que era el viaje. A un costado cuatro empresarios sonreían. Sus negocios consistía en cagar a la gente.
Deje mi valija en una zona incomoda. Se callo varias veces pero me daba vergüenza levantarme para arreglarla, así que la deje tirada. Tenia la ropa para un mes, aunque solo estuve allí por 15 días.
Varias personas se tropezaron con ella, putearon, yo me hice la boluda cual turista, aunque hablo ingles a la perfección. La señora paso a vender café, y yo me compre un té. Baje la mesa que me correspondía, y arruine el juego de buraco a mi costado. Me levante sin pensarlo, y me moví al vagón de al lado.
Como era de costumbre empezó a llover. En mi cuaderno termine la historia que había empezado. De la puerta de un costado, se me apareció la señora del Buraco y me tiro sin pensar un papel. Yo no reaccione.
Cuando vaje del tren en St Pancras, el papel seguia en mi cabeza: Cuando lo leí decia "Te invito a una fiesta".

Gracias señora, prefiero jugar al buraco en vez.

domingo, 8 de mayo de 2016

A la vuelta de la esquina
Tu palacio se cerro
Rosas con espinas
Vendía aquel peón.

El bufón triste estaba
pues desgracias él dejo de creer
Algunos pocos aclamaban
lo que todos quieren tener.

El plebello más bello
solo estaba en el carrusel
los caballos suelto estaban
ninguno quería dejar de crecer.

Una niña se sienta en una fuente
pide nuevamente un deseo
cierra los ojos y tira la moneda
que era para el pan.
Su padre se enoja,
la niña solo pide un poco
de felicidad.

domingo, 1 de mayo de 2016

En un sueño me dijiste que todo iba a estar bien y que mientras siga estando acá en la tierra, solo tenia que mover la cola. Como vos lo hacías, siempre.
En el sueño me despertabas de otro sueño que estaba teniendo, sobre reflexiones humanas que nunca podías haber entendido por que eras un animal. Cuando te digo eso vos ladras y me cantas que todos somos animales en la realidad.
Te hago una pregunta de esas que siempre te hacia, pero por primera vez me contestas: ¿Cual es mi miedo?. Me contestas que siempre me gusto evitar y procrastinar cosas que en el fondo me iban a ayudar.
Te acaricio el lomo que parado estaba, siempre te ponías erigida cuando enojabas estabas. No quiero preguntarte por que estas así, pero en realidad se que no te gusta verme así.
Frigida, malcriada, mimada, narcisista, perdida, querida... Estas otra vez en el mismo lugar, de aquel tiempo que querías escapar en vez de caminar.

Cuando me desperté encontré unos pelos tuyos que escondí en el baño para siempre recordarte. Los tire en el tacho por que en el sueño me recordaste que siempre ibas a caminar conmigo de diferentes formas que yo misma tenia que encontrar.

Hace un año la cambiaste, y hoy por primera ves me mostraste que estabas en un embace que ya tenia hace bastante.

miércoles, 27 de abril de 2016

Hice origamis de cronopios y famas, mientras esperaba un café que nunca llegó. Leí instrucciones de como llegar a mi cama, pero mis pies nunca responden ante tal situación. La calle empedrada mojada estaba y me resbale con aquel cordón, de aquella vereda o de tu zapato que era de color un tanto marrón, eso ya lo olvide. Retrasada yo estaba, yendo a tu cumpleaños de números desconocidos, con regalos que le hago a muy pocos conocidos.
Por la noche en mi casa sola estaba, tratando de cocinar ramen al vapor. La canción que en la radio sonaba me contaba una historia que yo ya conocía, de alguna amiga que por la vida reía. Todo se torno ya complicado y yo me olvide de llamar a mi abogado. Ahora ya deje de mirar a un costado y hago firmas en cheques rebotados.
Al fin y al cabo, uno siempre pierde la razón; así que voy a dejar de hablarte y empezar a pensar alguna otra opción que logre hacer que me mude de este monoambiente.

lunes, 25 de abril de 2016

"Se extrovertida junto con la introvertida invierno" - Me dijo el instinto anoche cuando quería irme a dormir, pero el insomnio me paso a visitar, en la cama se tiro y no paro de deambular. Mi cabeza no se apagaba, así que espere que el sol pase. Nunca lo hizo, mi amiga la lluvia me acaricio el pelo, y no escuche nunca sus canciones de cuna.
Janelle me dijo que ya no podía vivir en el pasado. Que la adolescencia quedo atrás y que ya no podía vivir en el 2015 cuando estabamos en el 16. Que el alcohol podía seguir fluyendo, y las noches que solo cantábamos y tocábamos el xilofón podían seguir en nuestra memoria colectiva, pero que teníamos que despertar del constante sueño que siempre queríamos vivir. Que podíamos andar en auto y bordear la costa, ver el atardecer mientras las olas suben e ir a la granja a contar alpacas, pero ella ya es alérgica al verano constante.
Lola ya no esta más Paca también se fue, acompañadas solíamos estar pero ahora tenemos que enfrentar algo más grande que es la soledad, o lograr sentirnos bien.
"Aprendiste a manejar, pero perdiste el registro rápido, bajaste los brazos en un acto de rebeldía que solo a vos te perjudico" - Me escribió en la ultima carta que me mando, estaba por algún continente viejo que ya ni me acuerdo. Lagrimas mancharon la tinta que ella compro. Le djie que vuelva rápido. Ella me contesto que iba a volver cuando logre solucionar las cosas que siempre negué ver.

Ahora te extraño, pero siempre apareces.
Tiradas en la cama, Fama jugaba a enredarle el pelo a Trama. Tenia problemas para peinarse. Su flequillo caía casi en sus ojos y ella siempre se quejaba de que no podía ver bien. La venganza de Trama consistía en dibujar cosas que nadie entendía en la puerta de su placar. Pero aquella vez, su guitarra agarro y en ella un corazón, con tinta indeleble ubicó.
A Fama no le importa nada, y a un costado escribió la palabra "Yeah¡", desafiando los limites que no estaban marcados.
Era la tarde y ellas no habían almorzado Fama siempre tiene hambre, y Trama nunca quiere comer.
Siguieron acostadas y en su mirada se dijeron cosas que sus oídos tenían miedo de escuchar.
Trama se animo a confesar de que siempre se enamora de la imposibilidad. Fama con la mano, su boca tapo y le canto una canción que hablaba de la inseguridad. Igual de la cama ella se levanto. Del cuarto salio y no volvió para atrás.
Más tarde Fama salio a cantar, en su guitarra sostenía el corazón que Trama más quería.