miércoles, 30 de septiembre de 2015

Íbamos las dos en un tren sin destino, sentadas al lado de la ventana por que nos da el sol. El sol calma mis sentidos, y mis miedos e impulsos violentos que a veces me dan cuando estoy con vos. El tren para en tres estaciones, y en la cuarta vos te cansas. Querés bajarte a comprar pastelitos de membrillo. Yo quiero bajar a cagar. No hacemos nada, por que siempre pensamos demasiado antes de actuar. Empezás a cantar una canción de amor, pero yo canto una sobre el suicidio, o sobre lo hipocondríaca que me pongo cuando no estas conmigo. Te admito que soy neurótica, vos te reís por que ya lo sabes. Te invito a comer porotos, así te mando a cagar de una vez. Vos te sentís mal, por todas las cosas que me hiciste. Yo sonrió, pero vos te impresionas, tengo torcidas las dos paletas y algunos dientes de atrás. Al final del camino, no querés venir conmigo. Pero esta todo bien, por que yo me quiero volver a la ciudad. Al final, hacemos una carpa frente al rió. Tomamos un poco de vino. Vos armas uno. Y las dos nos tiramos a dormir, dejando todo atrás. Al día siguiente no hablamos, pero igual nos peleamos. Agarramos nuestras cosas y volvemos para atrás. El tren esta medio perdido. Vos te haces un par de amigos y yo me largo a llorar. Cuando llegamos, me preguntas. Te acordaste que estoy acá. Apoyas tu cabeza en mi hombro, yo me congelo una ves más. Quiero contestarte, pero vos sos ignorante y termino diciendo te que tengo miedo al rechazo. Terminamos hablando de verdades y otros tantos. El tren se detiene y nos toca separarnos. En tres días nos volvemos a ver. Las dos estamos solas, nos negamos a estar con él.

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Opiniones reciprocas.