domingo, 1 de junio de 2014
Una entrada Un día. JUNIO.
En el viento esfimero de la primavera pasada me di cuenta de que mi vida no tenia propósito. Entonces empece a experimentar y me di cuenta de la axesualidad de las piedras. Cuando la hoja del ultimo árbol cayo, sentí una soledad eterna, que solo se que podía llenar con esa noche que pasamos en la casa del árbol perdida, donde no se te podía parar. Me di cuenta de que no te gustaba, me di cuenta de lo histérica que era, y preferí dejarte ir. Y ahora escupo las palabras que aquellos fantasmas me dejaron y me preguntaron donde quedo aquella niña que se negaba a crecer. El color negro me acompaña en otra noche seca, y le escupe al viento que se niega a aparecer. Espero la nueva primavera, para que nuevamente pueda, minimamente coger.
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