sábado, 7 de junio de 2014

Teníamos diez años y a nuestros padres no les llamábamos mucha atención. Ellos fueron un día al cine y nos llevaron. Nos quedamos afuera jugando a unos juegos del montón. Las cortinas azules que separaban la sala nos gustaban, y nos trepábamos y apostábamos quien llegaba más alto. Ganaste vos, te subiste tan alto que encontraste la puerta secreta que nos llevaba a otro sector.
Con miedo fuimos, y de a poco la puerta abrimos, en la sala se proyectaban unas imágenes de unos hombres que se tocaban. Esas fueron las primeras experiencias que tuvimos con el cine.

Después supimos que era realmente el arte.

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Opiniones reciprocas.