Solo me doy cuenta de la temperatura cuando me fijo en la aplicación de la pantalla de mi computadora.
El frío siempre domina mi cuerpo aún cuando hace calor. Mi mente siempre imagina esa enfermedad que dura dos días en los meses de marzo. Para después pasar abril y vivir el otoño en el Río Hudson. Llena de esa soberbia y egocentrismo que mis padres genéticamente me impusieron. Siempre pensé que iba a terminar tirada en el piso frío y húmedo de las mañanas, como aquellas hojas que dejaron de ser verdes y se fueron marchitando poco a poco hasta quedar de un marrón corrugado que el suelo y algunas lluvias pasajeras se llevaron para dejar lugar a otras hojas. y Así estaba yo, en el borde místico de ese río que calcaba mi silueta entre sus aguas. Pensando o no si dejar mi lugar a otro ser que lo iba a disfrutar másç
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Opiniones reciprocas.