domingo, 24 de febrero de 2013

Aquella tarde por Palermo, donde las calles que suelen estar llenas de extraños turistas que miran a los vidrios trasparentes que del otro lado muestran cosas que solo se miran pero no se tocan. Esas mismas calles se encontraban vacías ideales para caminarlas. La brisa de un viento ausente en verano corría, acompañaba. Una feria Americana, para no llamarla argentina se encontraba llegando casi a una esquina de la calle Gallo. Yo mire a ese vidrio que me llamaba la atención. Podía mirarla pero no tocarla y solo algunas de esas barbies que se sentaban creyéndose ser un juego de adultas me llamaron la atención. Al lado de una de ellas, una calza azul eléctrico, me retomo a una de esas charlas de aquel verano olvidado en el sur donde en una fiesta electrónica perdimos lo que alguna ves queríamos tener.
Detrás de esa calza, un libro. Extraño, por que era todo ropa, un libro que brillaba por que tenia vida propia, entre su tapa se podía distinguir con claridad "Elegí tu propia aventura". Saque mis ojos inmediatamente de la vidriera. Y el semáforo en rojo se torno para que pueda cruzar al otro lado de la calle...

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