Estoy parada en el medio de un montón de gente, que no sabe quien soy, ni yo se quienes son ellos. Toda la gente se junta por un motivo en particular. Para una celebración, un momento de felicidad. Y yo me encuentro en el medio de ese momento.
En algún lugar del espacio donde la gente y yo nos encontramos, hay bocinas, que son como parlantes. De ella salen sonidos que son palabras, que a través de esas bocas escupen mensajes de felicidad.
El punto llego en que mi cuerpo quería perderse entre toda esa gente, pero quería deslumbrar también el acontecimiento que el lugar estaba ofreciendo. Entre la gente me muevo, y me acerco cada vez más al escenario. Hasta que finalmente, me ubico. En un lugar donde se que puedo estar, que a nadie voy a molestar. Callada, con lo brazos cruzados, nada más miro, lo que pasa en el lugar.
Entre toda la gente que me rodea, me encuentro con unos ojos, esos ojos me ven directamente a mi. Esos ojos conocidos. Esos ojos que me producen tranquilidad. Esos ojos se agrandan, en señal de sorpresa, en señal de alegria, en señal de aceptacion. Yo estaba parada en el lugar correcto en el momento adecuado.
Esa mirada duro no más de 5 segundos. Pero quedara en mi mente por años.
La verdad que no se si era lo correcto, pero por eso 5 segundos, lo supe. Supe que todo estaba bien.
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