Me ensere entre cuatro paredes, para vivir una vida sedentaria, en donde mi propia mente especula con enfermedades que mi cuerpo no somatiza. El calor baja mi presión y comienzo a transpirar.
Respiro fuerte para recordar que sigo viva. Toco las paredes para sentir su textura, y miro al rededor, esperando encontrarme con alguien. Pero ni siquiera los fantasmas de mi pasado de encuentran y me acompañan.
Empiezo a tener miedo, mucho miedo. La soledad empieza a llenar el vacío de la habitación, y quiero salir de ahí pero no encuentro la puerta hacia la libertad. Comienzo a pensar, sera demasiado tarde para volver a empezar?. Sera demasiado tarde para volver a mi lugar habitual? Es demasiado tarde para salir de el lugar donde yo misma me instale?. Quiero pedir perdón por los errores que cometí, y disfrutar lo que solía tener pero que nunca disfrute.
Miro al rededor, y comienzo a dar vueltas. Grito, que quiero salir.
Espero que no sea demasiado tarde y que las personas que alguna ves deje ir, me vuelvan a aceptar.
Quiero cambiar, pero el temor de que sea demasiado tarde me invade, y comienzo a llorar agachada entra las cuatro paredes, esperando que algo suceda para cambiar mi situación.
De la nada, una fuerte luz blanca se apodera de mis ojos y me enceguece, Una mano me sostiene, siento su palma, tengo miedo que me queme, pero la toco y la mano no arde. Entonces la acepto y nos agarramos.
Me levanto y veo sus ojos, tan particulares, su sonrisa que hace tiempo no veía, esta cambiada, pero es un cambio bueno.
Verla me produce una sensación de paz, y la redención se cumplió. por que las paredes desaparecieron.
Ya no siento más la agonía, ya no siento más la soledad... Probablemente, por que mi mente se dio cuenta, que llego al lugar donde quería llegar.. El Paraíso.
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