Llegar, y ver lo mismo que venís viendo hace meses. Cansada de decir cosas y que hagan oídos sordos, tragas saliva y seguís tu camino. La puerta media abierta, del cuarto de tu hermana, te permite ver a un hombre con el torso desnudo, y escuchas esa risa que tanto conoces, y tanto odias. Haces un parate y te fijas en la mesa de entrada, las botellas de cerveza, la colman.
Dejas todo tal cual esta, en un pasado hubieras agarrado una bolsa, y hubieras empezado a juntar todas las cosas, pero ahora aprendiste a que es inútil hacer todo eso. Seguís tu camino y golpeas con fuerza la puerta de tu cuarto. Para hacerte oír, hacer saber que llegaste.
Abrís la ventana, y te apoyas en ella. Miras a los pocos autos que pasan, y al edificio que te tapa toda la vista que podes tener. Sentís una ráfaga de aire que corre por tu cara. Que te hace sentir tan viva como podes.
Miras hacia un costado, y ves tu cajita con un poco de hierba, y un cigarro de Marihuana ya armado. Te la quedas mirando y pensás, solo pensás.
La agarras y la prendes, y te acordás, te acordás por que la empezaste a fumar, y la única culpable es la persona que esta a pocos pasos de donde estas, en el otro cuarto, tanto te agobia, que fumas para sentirte en otro mundo, para volar un rato, y para olvidarte de todo el daño que todos los días te causa. Pero lo que más odias es la manera de Manipularte que tiene, con unas simples palabras que salen de su boca, te compra. Sí tan solo supiera la criatura débil que sos.. Y no podes volver atrás, haces lo que ella te dice. La odias, pero la admiras de alguna forma. Por que ella es tan fuerte, y vos tan débil.
Fumando, te sentás en el borde de la ventana. y al principio te sostenes del costado, pero en un momento te soltás, y estas ahí, en el borde de las cosas, en el borde del mundo, al borde del abismo, al borde de la muerte.
Y no querés creer, pero dentro tuyo sabes que querés saltar y dejarlo todo atrás. Pero nada es tan fácil como todos dicen, y te tiras para atrás en ves de para adelante. Como lo haces siempre. Y la alfombra es tu colchón. Te lastimas la espalda y gritas, pero no gritas por el dolor físico que sentís, sino gritas por el dolor interno que sentís, y siempre sentiste.
Sí vos no haces un cambio, ese dolor lo vas a seguir sintiendo. Y ese pensamiento lo vas a seguir teniendo. Si tan solo fuera todo tan fácil, pensás.. y sin miedo, lo decis en voz alta. Si tan solo fuera todo tan fácil.
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