viernes, 25 de noviembre de 2011

Miras para afuera y lo único que ves es el vidrio empañado de el auto en el cual te encontrás, debido a la lluvia que los sorprendió, haces un esfuerzo y ves su espalda, puede ser cualquier espalda, pero es la de él, vos la conoces muy bien.
La radio suena muy despacio en el fondo, y la apagas, no soportas más esa canción que se esta repitiendo una y otra ves.
Miras para adelante y respiras hondo, tenes la sensación de que lo peor esta por venir. Esos minutos que tenes para vos, los usas para disfrutar de esa calma, la calma antes de la tormenta
Las gotas de lluvia empiezan a golpear nuevamente el techo del auto, y ves que esa imagen borrosa de esa espalda, se esta acercando. Abre la puerta y se sienta en el asiento del conductor.
Silencio, lo único que hay es ese silencio, que vos odias, que sabes que él lo odia también pero que ninguno de los dos quiere romper. Lo miras pero él, evita mirarte.
Querés tocarlo, querés que sea todo como antes, pero es demasiado tarde.
Rompes el silencio. Conversación banal pensás.
-Se largo de nuevo. - Malisimo pensás. él por primera ves te mira.
- Perdoname - Te dice. Perdón no es suficiente
La lluvia se torna mas fuerte y todas esas palabras que te dice se te tornan sordas.
Lo mejor que podes hacer es salir de ese auto, y lo haces. El te grita que pares, pero vos no paras, disfrutas de esa lluvia pesada que te cae enésima. Y dejas todo ese momento atrás.

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