Cosas del destino.
Subís a un colectivo por que querés llegar ya a tu casa, El colectivo venia mágicamente con poca gente, entonces encontrar un lugar para sentarte fue fácil. Te sentás en uno de los asientos con vista a la calle. No hay mucho para mirar.Por eso abrís tu bolso y sacas un libro que te va a acompañar en esos 20 minutos que tenes de viaje.
Lo empezás a leer, pero el colectivo frena de golpe y se te cae el señalador, te agachas a buscarlo y cuando subís miras a la ventana, más como un reflejo que como otra cosa. Pero algo te llama la atención. El colectivo esta parado alado de otro colectivo de la misma linea. Exactamente paralelo a vos, ves a alguien sentado, ese alguien te resulta conocido. Y ahí caes quien es. Tocas el vidrio, para que él se de cuenta de que vos estas ahí, El no reacciona, pero tenes la suerte que la que esta sentada atrás de él sí, y le avisa a él de tu llamado. El te mira, y sonríe, Lo saludas, le pones la mano en el vidrio, y el pregunta ¿Qué haces?, vos no lo escuchas, pero le lees los labios. El colectivo vuelve a arrancar. Y ese momento se pierde. Pero en época donde aparentemente las comunicaciones pesan. Su conversación seguirá por mensaje de texto.
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